Llevar chanclas de dedo puede llegar a provocar efectos negativos en los pies a largo plazo
Una vez ha llegado el calor y empezamos a llevar un calzado más fresco, des de Clínica Podológica Kembet recomendamos no hacer un abuso excesivo de las chanclas de dedo como calzado diario, ya que pueden llegar a producIr efectos negativos en nuestros pies a largo plazo.
Los riesgos de andar con chanclas de dedo en exceso
El uso cotidiano de este tipo de calzado puede llevar a nuestros pies a sufrir dolor i patologías diversas a lo largo de su uso. Este tipo de calzado produce inestabilidad en los pies, puesto que únicamente se sujeta mediante una tira entre primer y segundo dedo, dejando así que el pie tenga que realizar un mayor esfuerzo en su sujeción y no pueda realizar los movimientos naturales que realizaríamos durante una deambulación natural, además comprometiendo a los dedos en centrarse en el agarre del calzado. Este continuo agarre que realizan los dedos al caminar puede provocar la aparición de dedos en garra, ya que los dedos se ven obligados a realizar una función anómala realizando un gesto poco fisiológico, generando además, una mayor tensión tanto en los propios dedos como en la musculatura plantar y tejidos blandos del pie.
Las chanclas de dedo pueden llegar a modificar nuestra marcha y pisada
Por otro lado el constante rebote que sufren las plantas de los pies puedehacer que aparezca fascitis plantar. Otra de las consecuencias de llevar este tipo de calzado es la posible modificación de nuestra marcha y pisada, puesto que se realizan pasos más cortos que alteran la musculatura de la pierna.
Recomendaciones para el calzado
- Des de Clínica Podológica Kembet recomendamos utilizar un calzado que proporcionen comodidad y estabilidad al pie.
- Uso de calzado con un buen agarre que cuente con sujeción en el talón y permita una gran movilidad para nuestros pies, de esta manera se pueden evitar todo tipo de lesiones y anomalías en los pies.
- Utilizar un tipo de calzado con el cual el pie no realice un esfuerzo mayor a la hora de realizar la pisada y así evitar una modificación de nuestra forma de andar.